Cada día se nos plantea una nueva oportunidad, 24 nuevas horas para distribuirlas de la mejor manera posible. Familias y profesores somos cuidadores, pero no debemos olvidar la necesidad de cuidarnos. Este cuidado va más allá de nuestros trabajos diarios, de las actividades cotidianas, de cumplir nuestros horarios…Este cuidado también involucra la temperatura de nuestras emociones. Hoy nos detenemos para hablar de la confianza. La confianza genera una sensación de apertura; nos abrimos a creer en los otros y a creer en nosotros. Confianza en nuestros niños para incitarlos a que se planteen nuevos retos, para impulsarlos a que descubran sus sueños y para animarlos a que vayan tras ellos. Confianza en nosotros; el espejo nos devuelve entonces una imagen amable y nuestra autoestima florece. Vistiéndonos con esa seguridad podremos estar presentes para cazar al vuelo esas oportunidades que la vida nos regala cada día. Podremos estar presentes para acompañar y disfrutar del mayor de los regalos: nuestros niños.
Ojalá este otoño nos despoje de las creencias que nos limitan y Jesús ilumine nuestro camino para creer y crecer juntos.
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